Una noche de Halloween, en una fiesta celebrada en un rancho del este de Texas, una costurera llamada Chintana termina al cuidado de cinco revoltosos huérfanos. No sorprende que las energías de los niños resulten casi irrefrenables, incluso con promesas de tarta y cuentacuentos. El cuentacuentos, sin embargo, no es lo que todos se imaginan.
Amenazante y misterioso, el hombre entretiene a los huérfanos con un relato perverso de venganza y violencia. Tampoco viene con las manos vacías. A los pies de los niños, coloca un estrecho y alargado estuche cerrado con cinco pestillos. “Soy un hombre malvado con un corazón muy negro”, les avisa. “Y fueron solamente esa maldad y esa negrura las que me llevaron a buscar esto que llevo transportando muchos años y que os he traído esta noche.”
Una afirmación perturbadora para cualquiera, especialmente para los niños. Pero como pronto descubrirá Chintana, esto no es más que el principio. Su preocupación irá en aumento a medida que el cuentacuentos ofrezca detalles cada vez más siniestros sobre las consecuencias que oculta ese estrecho y alargado estuche.
Para empeorar las cosas, los huérfanos, uno tras otro, se adelantarán para abrir los pestillos…
La espada de los cincuenta años es una historia clásica de terror para adultos, escrita sobre la base estilística de El corazón de las tinieblas, de Joseph Conrad, con la ruptura narrativa de voces de Las olas, de Virginia Woolf, más una encomiable economía de medios —la cual no obstante supera con nota el difícil objetivo de transmitir más con menos— con la marca distintiva del taller Danielewski: la experimentación formal.
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